América, una muestra de Adriana Bustos en el Museo MARCO
(Buenos Aires)
Una inquietante muestra de Adriana Bustos se expone en el Museo MARCO, Almirante Brown 1031, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En palabras de la curadora Eva Grinstein:
“Bajo el título América, este proyecto se inicia con
un gesto de reapropiación lingüística y simbólica: tomar para el sur el nombre
que suele ser usufructuado por una parte del norte del continente. América para
los sudamericanos, propone a su manera la artista. ¿Qué es América? ¿Dónde
está? En este recorte ficcional, América puede ser narrada desde la geopolítica
de nuestros ríos”
En la planta baja se puede ver un dibujo que se
extiende a lo largo de diez metros, es una extensísima carta de navegación
emparentada con aquellas que utilizaban los conquistadores del siglo XVI para
hacer más eficaces las rutas hacia los nuevos mundos.
Si se empieza a recorrer la carta se encuentra desde
un retrato del líder bolivariano Hugo Chávez, y se sigue un hilo que respeta,
en parte ,la distribución norte-sur de la geografía real, incluyendo el Orinoco
y el Magdalena que descienden por Venezuela y Colombia; los caudales exuberantes
que cruzan el Brasil verde tropical; un Urubamba abrazando las montañas de
Machu Pichu; los ríos marrón rojizo corriendo a desembocar en el Río de la Plata
y un final abierto en las corrientes heladas del Canal Beagle.
Las calamidades generadas por el progreso están
ilustradas en dicho dibujo: hay ilustraciones de indígenas, también de faunas y floras
reconfiguradas, tráficos legales e ilegales, voracidad extractivista, y los
efectos del avance sobre costas y seres vivos, incluyendo humanos.
Al llegar al Río de la Plata se encuentra la
ilustración de la escultura en el Río de la Plata: “Reconstrucción del Retrato
de Pablo Míguez” que recuerda al joven desaparecido.
A la altura de Buenos Aires el retrato del poeta y
militante Néstor Perlongher y la militante travesti Lohana Berkins.
Finalmente, el Canal de Beagle en uno de los
extremos de la larga carta de navegación.
La muestra de Adriana Bustos es una invitación a
conectar e interpretar; es el mapa desmesurado de una viajera mental. Del sueño
a la pesadilla y de ahí, si fuera posible, a la utopía otra vez. Podría haber
algún mensaje oculto en la sonrisa del delfín rosado del Amazonas. Casi
extinguido, vive alrededor de treinta años en libertad y uno treinta meses
promedio en cautiverio, donde no se deja adiestrar.
En el primer piso del museo hay una proyección de un
río en movimiento, y la figura de una mujer pez de tamaño natural en el piso,
inerte, en su extraña condición de pescado barroso. El paisaje selvático y el
rumor de los bichos de tierra y agua la acompañan con indolencia, ensimismados
en la maravilla de su propio flugir. Sin saberlo, se han vuelto testigos de
mutaciones y monstruosidades que nada tienen que envidiar a aquellas fabuladas
por los cronistas de Indias.
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