Dos muestras de arte gráfico en el Centro Cultural de la Cooperación: Clément Moreau, el dibujante silenciado y Presente furioso de Hilda Paz

 








(Buenos Aires)

Durante el mes de julio pasado vi dos muestras, en distintas salas, en el Centro Cultural de la Cooperación: Clément Moreau, el dibujante silenciado y Presente furioso de Hilda Paz.

Clément Moreau provenía de Europa, recaló en Buenos Aires en 1935.

Hilda Paz es una artista bonaerense, formada en la Escuela de Bellas Artes Carlos Morel, Quilmes, reside en Bernal, Provincia de Buenos Aires.








Clément Moreau, el dibujante silenciado, en la sala Abraham Vigo

Clément Moreau formó parte de la brillante intelectualidad alemana de los años veinte del siglo pasado. En 1935, comenzó un largo exilio en la Argentina, sumando su agudo trazo satírico a la lucha antifascista, y también los realizados en su peregrinar por el interior del país. La muestra reúne medio centenar de trabajos, entre dibujos y grabados.

 “…Clément Moreau llegó a Buenos Aies en 1935 para realizar aquí uno de los aportes más notables al arte gráfico de entreguerras. La muestra, con que hoy se lo recuerda en el Centro Cultural de la Cooperación, incluye grabados y dibujos originales de Moreau, así como una valiosa labor de recopilación documental, que permite no solo dimensionar a un artista notable, sino también entreabrir una puerta no siempre suficientemente valorada: el aporte de los intelectuales antifascistas del exilio en la Argentina. Todo un tema casi ignorado. Y hoy de rigurosa actualidad frente a los nuevos fascismos que asoman en el país y en el mundo.”

 





Presente furioso – Hilda Paz, en la sala Raúl Lozza

El Presente furioso que muestra la obra de Hilda Paz rumia sobre los gritos olvidados de la historia, atravesando las tradiciones del grabado, de raíz popular y de producción artesanal, con la vocación de un alcance colectivo. A esta tradición material la artista añade, con fulgor, la labor experimental que orbita en los límites difusos del lenguaje, entre las palabras y las imágenes, donde su acción de piquete gráfico callejero interviene políticamente la práctica artística frente a la envestida mediática del poder neoliberal y de derecha que deja secuelas en el presente.

“La furia nunca viene de arriba, no cae sobre saco roto y se derrama artificialmente. La furia nace desde abajo. Lo otro es arribismo, de corteneoliberal, comunicacional, con un giro discusivo violento y neofascita que deja secuelas en el presente. Hay un arriba que busca asumir la voz de los de abajo, escamoteando el grito y falseando el decir del poder que se esconde agazapado. Ese es el simulacro del canto de las sirenas que impulsa la derecha en Argentina. En el llano, en la vereda de acá, se escucha el grito de lucha: gutural, alegre, gráfico y proundo de los condenados de la tierra, tantas veces negados y siempre silenciados, que buscan reinventar la furia de las palabras.

El Presente furioso que muestra la obra de Hilda Paz rumia sobre los gritos olvidados de la historia, atravesando las tradiciones del grabado, de raíz popuar y de producción artesanal, con la vocación de un alcance colectivo. A esta tradición material añade, con fulgor, la labor experimental que orbita en los límites difusos del lenguaje, entre las palabras y las imágenes, donde su acción de piquete gráfico callejero interviene políticamente la práctica artística. Gesto irreverente que reverbera el grito que anunciara Walter Benjamin en su escrito La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica (1935): para enfrentar la estetización de la vida política fascista hay que contraponer la necesidad – ante el avance de la derecha en cada tiempo y lugar – de politizar el arte.

La experimentación de Hilda Paz tiene un anclaje fuerte en la realidad, de la cual no se puede despegar ni le suelta la mano…”

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